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28 may 2021

Reflexiones


No se me ocurre nada mejor que hacer en esta nueva realidad que vamos vislumbrando que viajar, es una de las cosas que más feliz me hacen, este no es un blog de viajes, lo sé. Este post es un poco personal, unas cuantas reflexiones en voz alta y poco más.
Lo cierto que ya estamos viendo como suele decirse "la luz al final del túnel", con el aumento de la vacunación, cada día está más cerca el final de esta pandemia.
Yo francamente pensé que esto no terminaría nunca y se me ha hecho eterno, es una contradicción porque el tiempo ha pasado volando pero al mismo tiempo he pensado a diario que esto no terminaría nunca. Supongo que os ha pasado lo mismo.

Ha habido muchas cosas que he echado de menos, una el poder abrazar a mi madre, sobre todo, poder ver amigos que están lejos,  otra han sido los viajes y poder salir fuera de Madrid aunque fuera corta distancia.
A mi madre ya he podido abrazarla y los viajes espero retomarlos el mes que viene, aunque tengo uno pendiente que me hace especialmente feliz para el que queda un poco más. Sueño con cruzar el atlántico y espero sea en breve también.


Otra de las tareas que tuve que interrumpir por la pandemia fue la búsqueda de segunda residencia o un sitio donde pasar largas temporadas, comencé un poco por mi cuenta pero creo que pediré ayuda profesional, porque ellos no solo se encargan de vender piso en Barcelona o vender piso en Valencia, un profesional inmobiliario te asesora, te ayuda y te aconseja, con lo cual la búsqueda fructifica antes y realmente das con lo que buscas un poco antes.

Las imágenes que ilustran este post son los lugares con los que he soñado en más de una ocasión todo este tiempo. Destinos pendientes, destinos soñados, destinos que se quedaron en el tintero, en el apartado de "pendientes" y espero que la vida me de la oportunidad de redescubrir.
Volver a mi adorada Nueva York, ver amanecer desde Monument Valley y otros tantos más, en compañía de gente a la que quiero y tampoco he podido disfrutar de ellos.
Retomar la normalidad es volver a vivir a diario esas pequeñas cosas cotidianas que nos hacían tan feliz sin saberlo: tomar una caña con una amiga en una terraza sin mirar si la mesa de al lado está a dos metros o a cinco centímetros.
Pasear respirando sin mascarilla, dejar de ver el gel desinfectante en todos los pasillos de los supermercados, saludarnos con dos besos y un abrazo de esos apretados, tocarnos, pintarnos los labios y sonreír con la boca no solo con la mirada.

Cuando pienso en toda la gente que ha fallecido me siento muy injusta en todos estos pensamientos y muy afortunada porque realmente no he perdido a nadie allegado debido al virus y esto es lo más importante en realidad. Ni los viajes, ni los abrazos, superan el valor que tiene la vida.

Espero que todo siga mejorando y por supuesto que este verano podamos disfrutarlo mucho más que el pasado o al menos con más seguridad y tranquilidad, yo desde luego pienso intentarlo y espero conseguirlo, hacer de este un verano inolvidable.

2 comentarios :

  1. A mi lo que menos me importa es viajar..., es algo que ha sido y es muy duro, ¡no hay que olvidarse que no ha terminado! Yo solo quiero que todo vuelva a ser lo que era y que cada uno pueda hacer con su vida lo que quiera. ¡¡¡Solo hecho de menos la libertad de hacer una cosa o no hacerla!! en vivir sin restricciones, sin toques de queda, sin mascarillas y hasta que esto no vuelva a ser como era el viajar es algo que no encuentro atractivo.

    Besos

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  2. Uisss, Feliz Verano, querida Esther, seguro que consigues hacer de éste en particular algo muy especial, es tu deseo y el mío para ti.

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